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Cáncer de mama
El cáncer de mama es el tipo de cáncer más frecuente entre las mujeres a nivel mundial (Sung et. al., 2021). Representa 1 de cada 4 casos de cáncer en las mujeres y es responsable de 1 de cada 6 muertes por cáncer. Es la forma más frecuente de cáncer en la mayoría de los países, ocupando el primer lugar en incidencia en 159 de 185 países y en mortalidad en 110 países (Sung et al., 2021). La mayoría de los casos se dan en mujeres mayores de 50 años, si bien también puede afectar a mujeres más jóvenes. Otros factores de riesgo incluyen la predisposición genética, los antecedentes familiares, el inicio temprano de la menstruación, la terapia de reemplazo hormonal, el consumo de alcohol y la obesidad (Łukasiewicz et al., 2021).
La mama está compuesta por lobulillos productores de leche, un sistema de conductos de transporte, y tejido adiposo (Bazira et al., 2021). Todos los cánceres de mama se originan en las células que recubren las unidades lobulillares del conducto terminal (la unidad funcional de la mama) de los túbulos colectores. El tipo más frecuente de cáncer de mama en los hombres es el carcinoma ductal invasivo, que se inicia en los en los conductos galactóforos e invade los tejidos circundantes (Harbeck et al., 2019). El desarrollo del cáncer de mama implica la presencia de mutaciones genéticas que provocan una proliferación celular descontrolada, así como los genes BRCA1 y BRCA2, que participan en la reparación del ADN (Harbeck et al., 2019). Los receptores de estrógenos y progesterona desempeñan un papel importante en la fisiopatología de esta enfermedad: todos los pacientes con tumores que expresan estos receptores deben recibir terapia hormonal para bloquear la actividad del receptor de estrógenos (Harbeck et al., 2019).
El cáncer de mama puede manifestarse de varias maneras. El cuadro clínico más habitual es un bulto en la mama, cambios en el tamaño del pezón, secreción del pezón y cambios en la piel, así como la infección y/o inflamación de la mama (Koo et al., 2017). El cáncer de mama suele ser asintomático en las etapas tempranas, lo que subraya la importancia de llevar a cabo un cribado sistemático (Kalager et al., 2010).
Por lo general se diagnostica mediante pruebas de cribado o como consecuencia de la aparición de un síntoma (dolor o bulto palpable) que motiva la realización de pruebas diagnósticas (McDonald et al., 2016). Estas se complementan con técnicas de imagen para buscar anomalías y caracterizarlas de forma más detallada (McDonald et al., 2016). Normalmente se realiza una biopsia de mama para confirmar la presencia de cáncer cuando se sospecha de esta enfermedad. Esta prueba también permite determinar el tipo específico de cáncer si la lesión resulta ser cancerosa (McDonald et al., 2016). El cáncer de mama se clasifica según la extensión del tumor, la diseminación a los ganglios linfáticos cercanos, la diseminación a sitios distantes, el estado del receptor de estrógeno, el estado del receptor de progesterona, el estado de HER2 y el grado del cáncer (McDonald et al., 2016).
Existen diferentes tipos de cáncer de mama y el tratamiento puede variar según las características moleculares de la enfermedad, el estadio, el tipo de cáncer y el estado de los receptores del paciente (Hong & Xu, 2022). El tratamiento suele implicar una combinación de diferentes terapias y un equipo multidisciplinario de profesionales sanitarios (Hong & Xu, 2022). Las opciones quirúrgicas van desde procedimientos de conservación de la mama hasta la mastectomía, en la que se extirpa la totalidad de la mama (Hong y Xu, 2022). También puede ser necesario extirpar los ganglios linfáticos para evaluar el alcance de la diseminación del cáncer (Hong y Xu, 2022). La radioterapia se emplea con frecuencia después de una terapia de conservación mamaria o una mastectomía en pacientes con factores de riesgo (Hong & Xu, 2022). Asimismo, la quimioterapia sistémica se puede administrar antes o después de la cirugía, según la situación específica de cada paciente (Hong & Xu, 2022). Los cánceres de mama con receptores hormonales positivos se pueden tratar con fármacos que bloquean los efectos del estrógeno y la progesterona. La inmunoterapia es una opción de tratamiento emergente para tratar ciertos cánceres de mama que ayuda al sistema inmunitario a reconocer y atacar las células cancerosas (Hong & Xu, 2022).
Técnicas de diagnóstico por la imagen
Mamografía digital
La mamografía digital es la técnica más utilizada en el cribado del cáncer de mama. Es una técnica de suma bidimensional mediante la cual los rayos X emitidos por un tubo de rayos X son absorbidos en diversos grados por los tejidos y medidos por un detector en el otro extremo. Los tejidos más densos aparecen más brillantes en las imágenes que los tejidos de menor densidad. En esta técnica, las mamas se comprimen mientras se adquiere la imagen para extender el tejido mamario sobre una superficie más amplia (Ikeda, 2011a). De esta forma se reduce la superposición entre los diferentes componentes del tejido mamario, se disminuye la dispersión de los rayos X y se mejora el contraste. Normalmente se obtienen dos imágenes de cada mama: craneocaudal (CC) y mediolateral (MLO) (Ikeda, 2011a).
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La mamografía digital es una técnica rápida y útil en el cribado del cáncer de mama, pero tiene sus inconvenientes (Ikeda, 2011a). La compresión mamaria puede resultar dolorosa, y a pesar de la compresión, a menudo se producen artefactos debido a la superposición de diferentes tejidos (Ikeda, 2011a). El cuadrante superior interno de la mama, que es menos móvil ya que está fijado a la pared torácica, es particularmente difícil de visualizar en la mamografía (Ikeda, 2011a). Detectar el cáncer en una mamografía puede ser especialmente complicado en mamas con una gran proporción de tejido denso (Ikeda, 2011a).
Tomosíntesis digital de mama
La tomosíntesis digital de mama (TDM) se basa en la adquisición de imágenes utilizando una fuente de rayos X que se desplaza a lo largo de un arco de rotación. En esta técnica se reconstruyen cortes finos para obtener imágenes en 3D que minimizan la influencia del tejido mamario superpuesto. Es especialmente útil para visualizar lesiones mamarias en un parénquima mamario heterogéneamente denso. En un estudio se observó que la TDM es más sensible en el cribado del cáncer de mama que la mamografía digital (MD). La TDM se puede combinar con la mamografía digital (MD), y en un estudio se ha demostrado que esta combinación mejora la detección del cáncer de mama (Alabousi et al., 2020; Lei et al., 2014; Skaane et al., 2019). Además, la TDM también se puede utilizar en conjunto con la mamografía. Sin embargo, la TDM requiere más tiempo para su adquisición en comparación con la mamografía convencional. Además, la DBT puede verse afectada por el movimiento y otros artefactos (Tirada et al., 2019).
Ecografía
En la ecografía de diagnóstico, un transductor emite ondas sonoras de alta frecuencia que viajan a través de los tejidos, rebotando en ellos y creando "ecos" que se reflejan y detectan en el transductor. A continuación, estos ecos se procesan y se convierten en imágenes en tiempo real en función del tiempo que tardan en ir y volver de los tejidos, que son visualizadas en una pantalla. Es una técnica segura y tiene un coste relativamente bajo que a menudo se utiliza como complemento de la mamografía (Ikeda, 2011b), especialmente para evaluar de forma más exhaustiva un hallazgo palpable o mamográfico.
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Incluso puede utilizarse como modalidad de cribado primario en mujeres menores de 30 años o en mujeres embarazadas o lactantes (Dixon, 2008; Ikeda, 2011b). La ecografía es muy útil para aclarar si una masa es quística o sólida, qué tipo de márgenes tiene y su vascularización (Dixon, 2008; Ikeda, 2011b). También contribuye a detectar otras masas y ganglios linfáticos axilares sospechosos (Dixon, 2008; Ikeda, 2011b). Su principal inconveniente es que la calidad de la exploración depende en gran medida del operador (Dixon, 2008; Ikeda, 2011b).
Resonancia magnética
La resonancia magnética utiliza un potente campo magnético y una serie de ondas de radiofrecuencia para perturbar los núcleos de hidrógeno en los tejidos, lo que permite crear imágenes transversales detalladas del cuerpo (Daniel & Ikeda, 2011; Mann et al., 2019). Debido a que los tejidos con diferentes composiciones responden de manera diversa a esta perturbación, la RM es capaz de detectar incluso diferencias sutiles entre los tipos de tejido blando, por lo que se considera la técnica más sensible para diagnosticar el cáncer de mama (Daniel & Ikeda, 2011; Mann et al., 2019). Se utiliza principalmente para realizar cribados en pacientes de alto riesgo que presentan factores de riesgo genéticos o adquiridos (Daniel & Ikeda, 2011).
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La RM mamaria requiere disponer de bobinas mamarias dedicadas que transmiten las ondas de radiofrecuencia y reciben la señal generada. Las imágenes suelen adquirirse con una resolución espacial en el plano de 1 mm, un grosor de corte inferior a 3 mm y supresión de la señal de la grasa. Las secuencias de RM empleadas con mayor frecuencia incluyen imágenes ponderadas en T2, imágenes ponderadas en difusión y la RM dinámica con contraste. Para reducir los falsos positivos debidos a cambios inespecíficos del parénquima mamario, es mejor realizar la RM entre los días 7 y 13 del ciclo menstrual (Daniel & Ikeda, 2011). A diferencia de la mamografía, la RM no implica el uso de radiación ionizante y genera imágenes tridimensionales que facilitan la detección de lesiones muy pequeñas (DeMartini & Lehman, 2008; Shahid et al., 2016). La RM también permite evaluar la pared torácica de una forma más detallada que la mamografía y la ecografía (DeMartini y Lehman, 2008). La RM mamaria presenta ciertos inconvenientes, como una baja sensibilidad para detectar microcalcificaciones, su elevado coste y el hecho de estar contraindicada en personas con determinados implantes metálicos (Daniel & Ikeda, 2011).
Retos del cribado y el diagnóstico
A pesar de la evidencia que respalda los beneficios generales del cribado del cáncer de mama (Dibden et al., 2020; Kalager et al., 2010; Tabár et al., 2019), esta práctica también presenta diversos retos técnicos y logísticos. Más de la mitad de las mujeres exploradas en los programas de cribado cada año durante 10 años presentarán una prueba falsa positiva (Hubbard et al., 2011). Esto tiene consecuencias importantes y de gran alcance, como la carga física y emocional que suponen las biopsias innecesarias y el aumento de los costes sanitarios (Nelson, Pappas, et al., 2016; Ong & Mandl, 2015). Además, las pruebas de cribado a menudo no son capaces de detectar el cáncer de mama, especialmente en mujeres con mamas densas (Banks et al., 2006).
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Para llevar a cabo el cribado del cáncer de mama, se requiere la participación de profesionales altamente cualificados, como radiólogos y radiógrafos. Sin embargo, actualmente existe una escasez mundial de estos especialistas (Moran & Warren-Forward, 2012; Rimmer, 2017; Wing & Langelier, 2009). Este problema se ve agravado debido a que, en muchos países europeos, el protocolo de referencia en el cribado del cáncer de mama consiste en que cada exploración sea leída por dos radiólogos de forma independiente (Giordano et al., 2012). Además, en algunos países, como en los Estados Unidos, los requisitos para poder interpretar mamografías son muy estrictos debido a las estrictas normas de certificación profesional (Food and Drug Administration, 2001).
En todo el mundo, también existen importantes obstáculos para la adopción de pruebas de cribado del cáncer de mama. Entre ellos se incluyen la falta o el difícil acceso a programas de cribado, la falta de conocimientos o la incomprensión de los beneficios de estos programas y las barreras socioculturales (Mascara & Constantinou, 2021).
El papel de la inteligencia artificial
Mejoras en el ámbito técnico
Hasta ahora, son pocos los estudios publicados en los que se ha investigado directamente el uso de la IA para introducir mejoras técnicas en las exploraciones de mama. Actualmente existe una aplicación comercial que proporciona información en tiempo real a los radiólogos sobre la idoneidad de la posición de la paciente en las mamografías. (Volpara Health, 2022). Otras aplicaciones de la IA se han centrado en reducir las dosis de radiación (J. Liu et al., 2018), mejorar la reconstrucción de imágenes (Kim et al., 2016) y reducir el ruido y los artefactos en la TDM (Garrett et al., 2018).
En el cribado del cáncer de mama, suele combinarse la TDM con la mamografía digital. Sin embargo, es importante tener en cuenta que ello duplica la dosis de radiación que recibe la paciente (Svahn et al., 2015). Para evitarlo, existe un interés cada vez mayor en generar mamografías sintéticas a partir de datos de TDM (Chikarmane et al., 2023). En un extenso estudio prospectivo realizado en Noruega, se encontró que la precisión de la TDM combinada con la mamografía digital o la mamografía sintética para la detección del cáncer de mama fue muy similar.(Skaane et al., 2019). En investigaciones recientes, se ha explorado la posibilidad de mejorar la calidad de la mamografía sintética mediante el uso de la IA, y los resultados han sido prometedores (Balleyguier et al., 2017; James et al., 2018).
Mejoras en el diagnóstico
Evaluación de la densidad mamaria
El tejido mamario denso que se observa en la mamografía representa tejido fibroglandular. Las mujeres con mamas densas tienen un riesgo de 2 a 4 veces mayor de sufrir cáncer de mama que las mujeres con mamas con una mayor cantidad de tejido mamario graso ( Byrne et al., 1995; Duffy et al., 2018; Torres-Mejía et al., 2005). Además, la sensibilidad de la mamografía en el cáncer de mama es un 20-30 % menor en mamas densas que en mamas menos densas (Lynge et al., 2019). Para evaluar la densidad mamaria se utiliza la clasificación BI-RADS (Berg et al., 2000).
Varios estudios de gran envergadura han explorado el potencial de evaluar automáticamente la densidad mamaria en mamografías mediante el uso de herramientas basadas en la IA. Una red neuronal convolucional (CNN) entrenada con 14 000 mamografías y probada en casi 2000 mamografías clasificó la densidad mamaria en “densidad dispersa” o “heterogéneamente densa”, con un área bajo la curva (AUC) de 0,93 (Mohamed et al., 2018). Otro estudio utilizó una CNN capaz de realizar una clasificación BI-RADS binaria y de cuatro vías y entrenada en más de 40 000 mamografías (Lehman et al., 2019). En un conjunto de datos que incluyó más de 8000 mamografías, se observó una buena concordancia en la clasificación de la densidad mamaria entre el algoritmo y los radiólogos individuales (kappa = 0,67), así como también con el consenso de cinco radiólogos (kappa = 0,78) (Lehman et al., 2019).
Detección del cáncer de mama
En una revisión sistemática que incluyó 82 estudios que utilizaron IA para la detección del cáncer de mama con varios estándares de referencia, los autores hallaron un AUC de 0,87 para la mamografía, 0,91 para la ecografía, 0,91 para la TDM y 0,87 para la RM (Aggarwal et al., 2021). Estos son resultados prometedores; sin embargo, las comparaciones directas entre algoritmos basados en IA y radiólogos revelan que todavía hay margen de mejora. En otra revisión sistemática que incluyó estudios que utilizaron como referencia la histopatología o el seguimiento (para mujeres con pruebas negativas en el cribado), se halló que el 94 % de las 36 CNN identificadas presentaron una menor precisión que un solo radiólogo. Además, todas las CNN presentaron una menor precisión que el consenso de 2 o más radiólogos cuando se utilizaron como un sistema independiente (Freeman et al., 2021). Así pues, la evidencia actual no respalda el uso de la IA como una estrategia independiente para la detección del cáncer de mama.
Predicción del cáncer de mama
La IA ha demostrado ser prometedora en la predicción del riesgo de desarrollar cáncer de mama a partir de mamografías de cribado, ya sea mediante una mejor evaluación de la densidad mamaria, un factor de riesgo establecido para el cáncer de mama (Duffy et al., 2018), o mediante la detección de características de imagen sutiles que son indicadores tempranos de cáncer (Batchu et al., 2021). Varios estudios han utilizado modelos basados en IA para predecir el riesgo de desarrollar cáncer de mama en el futuro basándose en mamografías (Batchu et al., 2021; Geras et al., 2019).
Una CNN entrenada con casi 1 000 000 de imágenes mamográficas mostró un AUC de 0,65 para predecir el desarrollo futuro del cáncer de mama en comparación con el 0,57-0,60 de las puntuaciones de densidad mamaria basadas en mamografías convencionales (Dembrower, Liu, et al., 2020). Un estudio de menor envergadura halló un AUC de 0,73 para un método basado en CNN para predecir el cáncer de mama a partir de imágenes mamográficas normales. (Arefan et al., 2020). Otro algoritmo de aprendizaje profundo presentó un AUC de 0,82 para predecir cánceres de intervalo (cánceres detectados en los 12 meses posteriores a la realización de una mamografía con resultado negativo) en comparación con el 0,65 para la evaluación visual de la densidad mamaria según la clasificación BI-RADS (Hinton et al., 2019). Otro modelo basado en aprendizaje profundo que incorporó tanto los factores de riesgo como hallazgos mamográficos para predecir el riesgo de cáncer de mama obtuvo un AUC de hasta 0,7, superando la precisión de los modelos predictivos basados únicamente en factores de riesgo o hallazgos mamográficos. (Yala, Lehman, et al., 2019).
Mejora en la eficiencia
La gran cantidad de mamografías realizadas y la escasez de radiólogos cualificados han convertido las mejora en la eficiencia en un área de investigación sumamente interesante para la aplicación de la IA en el cáncer de mama.
En un estudio, los autores simularon un flujo de trabajo en el que las mamografías eran interpretadas por un radiólogo y un modelo de aprendizaje profundo, y la decisión se consideraba definitiva si ambos estaban de acuerdo (McKinney et al., 2020). Solo se consultó a un segundo radiólogo en caso de desacuerdo, lo que se asoció con una reducción del 88 % en la carga de trabajo del segundo radiólogo con un valor predictivo negativo superior al 99,9 % (McKinney et al., 2020).
En un estudio clínico sin precedentes realizado en Suecia, se asignó aleatoriamente a aproximadamente 80 000 mujeres para que una CNN evaluara previamente, o no, sus mamografías de cribado (Lång et al., 2023). En el grupo de intervención, solo las mamografías que obtuvieron una puntuación de alta probabilidad de malignidad fueron revisadas dos veces (las demás fueron evaluadas por un radiólogo). A continuación, los resultados se compararon con la doble revisión convencional realizada sin la ayuda del algoritmo. En un análisis intermedio de los datos de las 80 000 mujeres, ambos grupos del estudio presentaron una tasa idéntica de falsos positivos del 1,5 %. En el grupo de intervención, el valor predictivo positivo para las llamadas para repetir el estudio fue del 28,3 %, mientras que en el grupo de control fue del 24,8 %. Además, la estrategia implementada redujo la carga de trabajo en un 44,3 % (Lång et al., 2023).
En otros estudios, se ha utilizado la IA para preseleccionar las mamografías, identificando aquellas con una baja probabilidad de cáncer y mostrando a los radiólogos únicamente las que presentan una alta probabilidad de cáncer. En un estudio realizado en Estados Unidos, se utilizó un flujo de trabajo simulado en el que intervino una CNN entrenada con más de 212 000 mamografías y probada en más de 26 000 casos (Yala, Schuster, et al., 2019). El algoritmo presentó una sensibilidad no inferior al cáncer de mama (90,1 % frente a 90,6 %) y una especificidad ligeramente superior en comparación con los radiólogos (94,2 % frente a 93,5 %). Asimismo, se asoció con una carga de trabajo un 19,3 % menor (Yala, Schuster, et al., 2019). En un estudio de menor envergadura realizado en España se observó una reducción del 72,5 % en la carga de trabajo utilizando IA para clasificar solo los casos de TDM de alto riesgo para que los revisara un segundo radiólogo, y del 29,7 % utilizando IA para clasificar solo los casos de DM de alto riesgo para que los revisara un segundo radiólogo, en comparación con los flujos de trabajo tradicionales de doble revisión mamográfica (Raya-Povedano et al., 2021). También se halló que esta estrategia para clasificar mediante IA los casos de mamografía y TDM para llevar a cabo una segunda revisión ofrece una sensibilidad no inferior en comparación con los flujos de trabajo de la doble revisión estándar de la mamografía y la TDM (Raya-Povedano et al., 2021). En un estudio sueco, se utilizó una estrategia similar con un algoritmo de IA disponible comercialmente. Este algoritmo arrojó una tasa de falsos negativos no superior al 4 % y demostró la capacidad de detectar 71 cánceres adicionales por cada 1000 exploraciones en comparación con una doble lectura negativa realizada por radiólogos humanos en pacientes consideradas de alto riesgo por el algoritmo de IA (Dembrower, Wåhlin, et al., 2020).
En un estudio de más de un millón de mamografías en ocho centros de cribado y tres fabricantes de dispositivos, un algoritmo de aprendizaje profundo disponible comercialmente clasificó el 63 % para no realizar más estudios basándose en evaluaciones de alta confianza de las exploraciones (Leibig et al., 2022). Las exploraciones en las que la confianza del algoritmo era baja se mostraron a los radiólogos. Esta estrategia mejoró la sensibilidad de los radiólogos (en comparación con la lectura sin ayuda) entre un 2,6 % y un 4 %, y la especificidad entre un 0,5 % y un 1,0 % (Leibig et al., 2022).
Retos y aplicaciones futuras
El uso de la inteligencia artificial en el cribado del cáncer de mama presenta varios desafíos éticos, técnicos y metodológicos, que proporcionan un marco para guiar las investigaciones futuras en este campo (Hickman et al., 2021).
Hasta ahora, la mayoría de las herramientas basadas en IA se han enfocado en la mamografía digital (Aggarwal et al., 2021). Sin embargo, otras técnicas de exploración, como la TDM y la RM, ofrecen ventajas únicas (Alsheik et al., 2019; Mann et al., 2019) y es probable que desempeñen un papel más importante en el cribado del cáncer de mama en el futuro. No obstante, debido a que la TDM y la RM son técnicas tomográficas que producen resultados tridimensionales, procesarlos utilizando herramientas basadas en IA requerirá un mayor espacio de almacenamiento y una mayor potencia computacional (Prevedello et al., 2019).
La incidencia, la presentación y el desenlace del cáncer de mama están relacionados con varios factores sociodemográficos, incluida la raza y el origen étnico (Hirko et al., 2022; Hu et al., 2019; Martini et al., 2022). Entrenar herramientas basadas en IA en conjuntos de datos que representen una población diversa es clave para garantizar que puedan generalizarse y beneficiar a la mayor cantidad de personas posible.
El rendimiento general de la IA para la detección del cáncer de mama ha sido impresionante. Sin embargo, cabe destacar que en un estudio no se pudo demostrar una sensibilidad no inferior de la IA a la de los radiólogos en la detección del cáncer de mama (Lauritzen et al., 2022). Además, la calidad de la evidencia detrás de muchos estudios sobre este tema es preocupante. Una revisión sistemática en la que investigó la precisión de las herramientas basadas en la IA para la detección del cáncer de mama identificó varias áreas de posible mejora (Freeman et al., 2021). La revisión no encontró estudios prospectivos y los estudios identificados presentaban deficiencias en su calidad metodológica. En particular, los autores observaron que los estudios más pequeños mostraron resultados más positivos que no se replicaron en estudios de mayor envergadura. En otra revisión sistemática se halló que solo alrededor de una décima parte de los estudios utilizó un conjunto de datos externos para la validación. Además, ningún estudio proporcionó un cálculo del tamaño de la muestra preespecificado, y se identificaron problemas graves de sesgo en la selección y estándares de referencia inadecuados (Aggarwal et al., 2021). Estos problemas metodológicos podrían mitigarse en el futuro mediante la introducción de grandes repositorios de datos abiertos (Nguyen et al., 2023) y una mayor adherencia a las directrices para realizar investigaciones médicas basadas en IA (Lekadir et al., 2021; X. Liu et al., 2020).
Conclusión
La integración de la inteligencia artificial en los programas de cribado del cáncer de mama es prometedora para mejorar la calidad de la imagen, mejorar la eficiencia y predecir el riesgo futuro de esta enfermedad. Para detectar el cáncer de mama en exploraciones de cribado, la evidencia indica que la IA permite obtener unos mejores resultados en sinergia con los radiólogos. Resulta crucial seguir investigando para abordar los retos asociados al uso de la IA en el cribado del cáncer de mama, incluida la ampliación de sus aplicaciones más allá de la mamografía y la garantía de su uso ético y responsable. Con la evolución continua de las aplicaciones de IA, el futuro del cribado del cáncer de mama tiene un inmenso potencial de mejora de la accesibilidad, intervención precoz y, en última instancia, mejores resultados para las pacientes.
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